Desde el Coaching aplicado a familias no hablamos de problemas. Ya solo la palabra "problema" limita, dificulta encontrar alternativas de cambio a esa situación que nos está preocupando en esos momentos. Por eso que hablamos de situaciones, y diferenciamos entre la situación actual y la situación deseada, ¿dónde nos sentimos atascados?, ¿hacia dónde queremos ir?

En sesiones de Coaching familiar, no solo se atiende a cada individuo que forma la familia, sino que el arte del Coaching sistémico familiar está en hacer Coaching con todos los miembros de la familia, tomando a ésta como un TODO. Una familia es una entidad única, con sus propios valores, costumbres, comunicación y relaciones que se crean en torno a ella, y que hace que funcione de forma diferente a las demás familias. Cada familia es única.

Por eso que cada familia requiere de un proceso diferente, desde el que todo suma. Todo lo que ocurre en sesión forma parte de su identidad, la identidad de la familia y la identidad personal ¡Que gratificante es comprobar que los cambios que comienzan a surgir desde la primera sesión no afecta sólo a la mejora en la dinámica familiar, si no también en cada uno de sus miembros!

Comenzamos generando impacto desde el hecho de crear un objetivo común que la familia quiere lograr, no mamá, ni papá, ni un hermano... ¡es la familia la que necesita ser cuidada por todos quienes la forman! Cuando se llega a esa conclusión, todo cambia. La escucha se convierte en un espacio abierto donde cabe la aceptación, la empatía, la curiosidad del saber cómo se siente el otro cuando uno hace X. Este hecho genera cambios, acercamiento, humildad para aprender de cada uno, y alternativas con compromiso que cada cual ha de cumplir como único responsable para encontrar el equilibrio en casa.

Y cuando estás bien en casa... todo lo demás es más fácil.