logo conciliafam conciliacion familiar y laboral

Artículo Ampliado

Cuando dejemos de respirar

  • Publicado el 05 de Enero de 2017
  • |
  • CUENTOS
  • 880

Cuando dejemos de respirar

Se dice que en pocos años estaremos consumiendo servicios, como comprar un coche que conduce por tí, los contratos de trabajo se verán reducidos a acciones concretas, con una relación laboral no más larga que el objetivo de producción prefijado, la compra la haremos a distancia y con comida ya cocinada.

El otro día me enseñaban un spray que funciona como un champú en seco, “para no tener que lávartelo” ... parece que todo esto nos ahorrará tiempo, pero ¿a qué dedicaremos ese tiempo que nos sobrará? ¿podremos estar más con nuestros hijos, o con las personas que queramos compartir nuestro tiempo, nos dedicaremos más a cuidarnos y enriquecernos con nuestros hobbies, ganando en calidad de vida?.

El Principito nos sirve de inspiración y reflexión en estos días. Sus diálogos contienen una sabiduría atemporal y aún habiéndose publicado por primera vez en 1943, este efecto tiene que tiene que ver con los valores que transmite. Nos enseña a crear lazos, entre el zorro domesticado y el principito; desde el cuidado de SU rosa, el principito nos transmite la sensación de sentir que alguien es especial y único frente a todo lo demás. Y entre sus brillantes frases y poco convencionales situaciones en las que se desarrollan los aprendizajes de personajes y el principito (aquí todos aprenden de todos) podemos recordar alguna de ellas, como por ejemplo, algo que parece que empieza a marcar tendencia en la forma de vida dentro de la sociedad actual y futura, muy a corto plazo: consumir necesidades, evitando “perder el tiempo”.

Ojalá nos acordemos de esta reflexión a la que nos invita El Principito:

Buenos días -dijo El Principito.

- Buenos días -dijo el mercader.

Era un mercader de píldoras especiales que aplacan la sed. Se toma una por semana y ya no se siente necesidad de beber.

- ¿Por qué vendes eso?- dijo el principito.

- Es una gran economía de tiempo- dijo el mercader-. Los expertos han hecho cálculos. Se ahorran cincuenta y tres minutos por semana.

- ¿Y qué se hace con esos cincuenta y tres minutos?

- Se hace lo que se quiere...

"Yo -se dijo El Principito-, si tuviera cincuenta y tres minutos para gastar, caminaría tranquilamente hacia una fuente..."

Y con este pensamiento, dicho todo. Que no perdamos la cordura al poner en un rincón cada experiencia que nos permite diferenciarnos de robots, o seres no “humanoides”. Nuestras experiencias, dificultades y emociones son inherentes al ser humano y nos armonizan con los recursos naturales de los que somos parte, y no dueños. Necesitamos mantener un equilibrio sincero con nuestro propio cuerpo, y con la vinculación entre nuestro bienestar y todo el ecosistema natural del que formamos parte. Gracias a nuestras experiencia y el aprendizaje que nos traen en el sentido más amplio de su significado es lo que nos ha permitido encontrarnos donde estamos. No nos echemos a perder precisamente por creernos dueños del tiempo. Y de la vida.

Dejemos de pensar que alguien respirará por nosotros.


¿Te ha gustado? ¡Compártelo!


Sobre el Autor

Raquel de Diego

Raquel de Diego

Coach de Familias y Parejas. Formadora.

Estudié Trabajo Social en la Universidad Complutense de Madrid, mi pasión por leer y escribir junto con ser madre me ha llevado a especializarme en la atención a la infancia. Cualquier tipo de mensaje marca la identidad de cada persona.

Trabajadora Social. Máster en Neuropsicopedagogía. Narrativa Terapéutica. Especialista en Psicoterapia e Hipnosis ericksoniana. Coach de Familias y Parejas. Formadora.

Comentarios


Enviar Comentario

¡Su comentario ha sido enviado correctamente!