Escena 5: Poner el foco en lo importante, para evitar daños innecesarios.

Cuando queremos resolver algo, ya sea en un proceso terapéutico, de Coaching, o en un momento importante de nuestra vida puede que nos centremos tanto en eliminar el problema que no nos estemos dando cuenta de que la manera que hemos elegido para hacerlo, puede crearnos otro daño o consecuencia nada deseable...

A veces, los niños nos “devuelven a la tierra”. Nos vemos tan concentrados en la tarea que incluso siendo para ayudar a alguien nos olvidamos de lo más importante en esa “misión”, y es ESE ALGUIEN.

Se me ocurre, a parte de este reflejo de la escena real de hoy, cuando padres y madres confiamos en que lo mejor para nuestros hijos es que vayan a infinidad de extraexcolares, ya que hay infinidad de ofertas llamativas: inglés, que necesita aprender mejor este idioma, algún deporte porque necesita moverse y el deporte le ofrece muy buenos valores, música fantástico para su memoria, oído musical y plasticidad cerebral... Pero ¿tiene que ser todo? Y si decides esto así, ¿llevas a ver la motivación real de tus hijos, realmente crees que están aprendiendo y disfrutando de todo con todas las clases ocupando su tiempo libre de lunes a viernes? Muchos niños y niñas acuden a consulta, se sienten poco escuchados en sus necesidades, poco realizados porque no saben elegir y no pueden desarrollar su creatividad (ésta se fomenta desde el “aburrimiento”).

Y adultos también tratan de llenar su agenda de objetivos y compromisos para alcanzar un objetivo que realmente es para obtener algo externo (sacar el piojo), pero se olvidan del dolor de cabeza que les trae su exigencia, ya que se están olvidando de ellos, de lo que realmente necesitan para encontrarse en un estado de equilibrio de salud mental: sus responsabilidades y su autocuidado, cuidar de sus relaciones, de sí mismos y de cultivar su lado creativo, que a su vez le ayuda a desarrollar más competencias eficaces para su carrera laboral.