¿Qué podemos celebrar en el Día Universal de la Infancia?
- Publicado el 23 de Noviembre de 2017
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Este pasado lunes, día 20 de Noviembre, se celebró el Día Universal de la Infancia. Se recuerda así que la aprobación de los Derechos del Niño en la Convención de la ONU en 1989 promueve desde entonces el cumplimiento de los derechos universales: todos los niños y niñas tienen derecho a la salud, la educación y la protección, independientemente del lugar del mundo en el que hayan nacido.
Y aprovechando mi paso por la Feria de Bebés&Mamás en la edición de este 2017 en Madrid, quise recordar la responsabilidad que tenemos madres, padres, figuras de referencia y educadores de atender a las necesidades emocionales de los niños y niñas... Especialmente a las mamás desde ya su embarazo. Es un momento de plenitud, de cambios, de bailes hormonales, de mayor sensibilidad y también de mayor intuición. Las mujeres estamos más alertas, más receptivas a conectar con nuestro cuerpo y recibir la información que nos llega de fuera desde otra mirada: la mirada de una mujer protectora y sensible que cuida de su salud y la de su bebé desde antes de nacer. Y comienza a conocerse a sí misma y a conocer a su futuro bebé desde antes de ese encuentro de “cita a ciegas” en el momento del parto.
La mujer durante el embarazo puede identificar sus dudas, sus miedos, los intereses que muestra ante las necesidades de la crianza, tratando de discriminar entre tanta oferta: hamacas de última generación, “mobiliario confortable” para la habitación de un “bebé confortable”, coches familiares porque ahora vas a formar parte del grupo social “familia”... mas un sinfín de ofertas.
Pero, ¿y lo más importante?, ¿qué vas a hacer cuando tu bebé llore, se muestre intranquilo, o necesite de tu voz y de tus caricias para calmarse?
Todo cuanto tu bebé REALMENTE NECESITA es tu amor: sentirse querido, protegido, cuidado y atendido. Y la mejor manera de ofrecerle ese sustento que va más allá de los acondicionamientos creados artificialmente (y que son un buen complemento, muchos de ellos, para encontrar comodidad. Pero no dejan de ser complementarios) es conectar con tu cuerpo. Saber que en tu cuerpo se está creando un templo de protección y cuidado para dar forma a una nueva vida: tu hijo, tu hija.
Desde ese plano de consciencia podrás atender a tus propias necesidades, acompañarte de las personas que te ayudarán a hacer de este momento uno de los más dulces de tu vida, y aprender mucho más de tu lado instintivo, generoso, y creativo que emerge de forma exponencial en el embarazo. Y desde luego en la crianza es ya impresionante y no tiene límites.
Madres, padres y cuidadores principales asumen la responsabilidad y el privilegio de acompañar el desarrollo integral de un bebé, que nace tan solo con un 20% de su cerebro desarrollado y es puramente emocional en su manera de expresarse al mundo y de recibir la información, y dependiente en sus cuidados para su supervivencia. Y un ser sociable, empático, sensible e inteligente, sin amor no sobrevive. Y para vivir desarrollándose de una manera sana, en equilibrio, tranquila y sociable dependerá en buen grado de la calidad de sus relaciones y estímulos con sus cuidadores, en especial de su mamá.
Para ejercer de una marentalidad y parentalidad responsable y positiva es necesario:
Cuidar del propio equilibrio emocional, para poder ofrecer protección y seguridad
Ser consciente de las limitaciones a la hora de ejercer la crianza: humor, empatía, descanso, paciencia, delicadeza, tranquilidad; y pedir ayuda cuando se necesite a la persona en quien confiemos y muestre amor por tu bebé
Mantener relaciones sanas con tu entorno: familiares, amigos, comunidad, profesionales, que puedan ayudarte a relajarte y a tener conversaciones de calidad sobre tu estado emocional y tus preocupaciones más personales
Tener en cuenta que tu bebé no es un adulto en miniatura; requiere de cuidados más especiales, de tu ternura, de sus susurros y abrazos para dormir y relajarse, que cada bebé es único -lo que te sirve con uno, no tiene por qué tener el mismo efecto o resultado en otro bebé, hay que conocerle observándole e interaccionando con él a diario, para cada diferente ocasión.
Emplear recursos que os ayuden a relajaros y pasar momentos agradables a ambos: los paseos al aire libre, la música relajante, cantar, bailar, masajes, caricias...
Tu voz os vinculó a tu bebé y a tí desde el embarazo. Mantén esa unión durante y después del parto. El canto acompaña, libera tensiones, acaricia el alma, y la vibración de tu voz conecta con la parte más auténtica de tu ser, reconociendo tu estado de ánimo y el de tu bebé.
Recuerda tan solo un momento agradable de tu infancia... si, tan solo uno. Y ese que ahora recuerdas es perfecto. ¿Recuerdas quién te acompañaba, como te hacía sentir su compañía? Seguro que te enseñó muchas cosas que hoy, forman parte de tí.
Si todas las conexiones neuronales son más duraderas si la emoción es positiva ( y así lo acabas de comprobar), te invito a tomar partido en la manera en que celebraremos los siguientes años el Día Internacional de la Infancia. Que no sea un recordatorio sobre la necesidad de empatizar más con la infancia y atender a todos esos niños y niñas que están en una situación de riesgo, desamparo y desprotección. Sino que cada vez somos más responsables con la protección y el cuidado de nuestros vínculos afectivos para una VIDA en mayúsculas. Viviendo momentazos de alegría y felicidad plena, cuya emoción recordaremos siempre, a pesar de las dificultades de la vida.
Sobre el Autor

Raquel de Diego
Coach de Familias y Parejas. Formadora.
Estudié Trabajo Social en la Universidad Complutense de Madrid, mi pasión por leer y escribir junto con ser madre me ha llevado a especializarme en la atención a la infancia. Cualquier tipo de mensaje marca la identidad de cada persona.
Trabajadora Social. Máster en Neuropsicopedagogía. Narrativa Terapéutica. Especialista en Psicoterapia e Hipnosis ericksoniana. Coach de Familias y Parejas. Formadora.