Vacaciones en familia, ¿disfrutas o te estresas?
- Publicado el 26 de Agosto de 2016
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- COACHING PARA FAMILIAS
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Algunas claves para descansar en familia y estar todos contentos.
Las vacaciones son para disfrutar. Y para disfrutar todos, también en familia. Aunque por comentarios de ida y vuelta entre adultos, parece que pueda resultar un suplicio. No hay más que ver sus caras cuando les preguntas “¿y os vais todos?, ¿cuántos días?”. Y su gesto y su tono de voz delatarán cansancio por sólo imaginar el esfuerzo de soportar el viaje, las preguntas del “¿cuánto falta?”, “papá/ mamá, mi hermano me está molestando”, la arena de la playa, las picaduras de insectos, y las lavadoras de regreso.
Si aún no te has ido de vacaciones, o si ya volviste, siempre quedarán más vacaciones. Así que para vivir las vacaciones familiares de un modo tranquilo, te propongo algunas ideas clave trasladadas del coaching familiar para hacer que toda la familia seáis responsables del tipo de vacaciones que queréis tener, y de cómo queréis estar.
Empezaremos hablando de ellos, de tus hijos. Al ponernos por un momento en su lugar, pensaremos que los niños han pasado de levantarse durante 5 días a la semana con el madrugón, y unos más que otros si en algún caso, y por motivos de los horarios laborales de los padres no les permiten otra opción, tienen que entrar antes al colegio. Y a su vez, su jornada se extiende hasta mitad de la tarde si cuentan con actividades extraescolares, facilitando a su vez, que sus padres puedan cuadrar horarios y llegar puntuales a recogerles. Un estrés.
Y cuando acaban el curso y les dan vacaciones, a buscar alternativas para que puedan estar atendidos mientras tratan de divertirse con otros niños en campamentos de verano, o al cuidado de abuelos y familiares. Uno de sus progenitores podrá coger vacaciones antes, y evitar tanto madrugón... Tanto hijos como padres querrían al fin estar tranquilos, sin horarios, en casa. Sin actividades marcadas la mayor parte del día.
Y al fin llegan las vacaciones para todos: una combinación de encuentro y organización familiar.
Padres cansados que quieren descansar y disfrutar con sus hijos, ¿Cómo hacer una buena mezcla de esto?. Para empezar pensemos en algo que nos una, y es que tenemos dos cosas claras:
Todos queremos disfrutar. Estos preciados días de vacaciones pasan rápido, por lo que será bueno dedicarse a atender nuestras propias necesidades, sin pasar por alto las de los demás.
A nadie le gusta sentirse estresado. Así que no trates de controlarlo todo. No todo está en tu mano, es imposible. Pero sí se puede conseguir un estado de calma ante lo que acontece.
Y para que nuestro propósito se cumpla y podamos disfrutar de unos días en familia, con vacaciones-para-todos te propongo que tratéis de cumplir con al menos cinco propuestas:
Que las necesidades a cubrir por cada uno de vosotros al menos sean ecológicas. Esto es, que lo que cada cual desee hacer en vacaciones no perjudique o sea malo para otro miembro de la familia. Y que a la vez, sea bueno para todos.
Que haya objetivos comunes. Una buena forma de desarrollar la empatía es tener una comunicación clara, directa y positiva entre toda la familia. La diferencia entre convencer a los demás para hacer mayoría, o imponer una idea, y llegar a un consenso, es marcar el límite entre qué es lo mejor para mí (objetivo individual) y qué es lo mejor para la familia (objetivo compartido). Olvidarnos de posicionarnos en una sola propuesta, y escuchar todas las que puedan surgir. Y aquí cuentan todos los miembros de la familia por igual.
Preguntar cómo queremos que sean nuestras vacaciones en familia, desde donde centraremos la atención hacia el interés de todos. Los padres y adultos de referencia (para familias en las que se unen parejas nuevas, con hijos de una relación anterior) tendrán en cuenta las opiniones, los gustos e intereses de los niños, pero en este punto, son los adultos quienes deben tomar las decisiones: los horarios, dónde ir, qué comer... los adultos aportamos seguridad y coherencia.
Sacarle partido a este diálogo abierto para crear acuerdos y negociaciones. La organización familiar hará cada vez más fácil la convivencia si todos somos responsables de nuestros propios acuerdos. Si la decisión tomada supone que todos cedemos en algo para ganar en bienestar, todos ganamos.
Establecer las normas comunes de “convivencia vacacional”. En vacaciones se rompen las anteriores rutinas y horarios, pero quedan las obligaciones hacia ciertas tareas domésticas (a las que cada familia les da sus prioridades), como: hacer la cama, cocinar, recoger, quitar o poner la mesa... Todo cuanto pueda definirse en familia será más asumible y llevadero. También incluiremos los tiempos de descanso, respetando la tranquilidad durante ese momento con un tiempo establecido y actividades definidas como tranquilas para no molestar al resto. Es preferible acordar qué “si se puede hacer” para sustituir aquello que “no se puede hacer” y se definan las condiciones. Será más fácil cumplir con un “Se puede hablar bajito”, antes que un solo “No se puede gritar”.
Todos somos parte, y todos somos responsables de disfrutar de unas vacaciones familiares, así como lo hayamos elegido.
Y teniendo en cuenta que la vida está llena de improvistos, siempre será mejor asumir los cambios como un aprendizaje compartido para vivir con alegría las experiencias que nos esperan en las vacaciones familiares.
Sobre el Autor

Raquel de Diego
Coach de Familias y Parejas. Formadora.
Estudié Trabajo Social en la Universidad Complutense de Madrid, mi pasión por leer y escribir junto con ser madre me ha llevado a especializarme en la atención a la infancia. Cualquier tipo de mensaje marca la identidad de cada persona.
Trabajadora Social. Máster en Neuropsicopedagogía. Narrativa Terapéutica. Especialista en Psicoterapia e Hipnosis ericksoniana. Coach de Familias y Parejas. Formadora.
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